Una tradición comercial que viene de lejos

La villa de Gràcia era, en el siglo XIX, el municipio independiente más próspero y grande de la periferia barcelonesa. Muchas familias acomodadas se instalaron en él, y su vía principal, la calle Gran de Gràcia, se convirtió pronto en el eje comercial del pueblo. Esta calle, que unía Barcelona con Lesseps, se urbanizó en 1825 y, desde entonces, proliferaron los comercios de todo tipo.

Compras en el barrio bohemio

Hoy en día, el Eje Comercial de Gran de Gràcia está frecuentado por los vecinos y vecinas del barrio, gente de otros puntos de la ciudad y muchos turistas. La oferta comercial es muy rica y variada; incluye desde tiendas de moda y perfumerías hasta restaurantes tan emblemáticos como el Botafumeiro, establecimientos de delicatessen y de electrónica, tiendas ecológicas y centros de estética. Después de una tarde de compras, no hay nada mejor para completar el día que adentrarse en el barrio y disfrutar de su ambiente bohemio e informal.