El edificio de la biblioteca lo encontramos rodeado de esculturas inmóviles, detenidas antes de recibir a estudiantes y lectores del barrio. Aquí es donde Josep Clarà tenía su taller y donde concibió a las mujeres de bronce que se pueden ver. El artista murió en 1958 y legó el edificio al Ayuntamiento de Barcelona, que lo reconvirtió en la biblioteca que lleva su nombre. Es un espacio que ha evolucionado, pero que sigue fiel al pasado: contiene bibliografía del escultor y también se pueden encontrar obras de hijos de Sarrià, como J. V. Foix, Joan Brossa y los hermanos Goytisolo. Aquí la cultura no solo se transmite a través de los libros y respetando el silencio sepulcral, sino que continuamente se realizan actividades de temática muy diversa, como charlas acerca de la ópera y actividades infantiles. Puedes consultar la agenda en su página web.