Una fábrica recuperada

Construida en el siglo XIX como industria de manufacturas textiles, Can Batlló, con una superficie comparable a la del Camp Nou, fue en sus orígenes, junto a El Vapor Vell y la Espanya Industrial, uno de los bastiones fabriles más importantes de la época. Hoy en día, después de pasar más de 30 años en desuso, es un espacio de cesión pública y gestión vecinal de gran actividad e iniciativa.

La plataforma vecinal “Can Batlló és pel barri” se formó en el 2009 y, gracias a la movilización social, en el 2011 consiguió la cesión permanente de una de las naves, conocida como el Bloc Onze. Talleres de infraestructuras, de carpintería, de circo, de creación musical y un largo etcétera han ido llenando poco a poco el espacio y generando todo un pequeño universo que atrae a todo el mundo, que traspasa las fronteras del barrio de la Bordeta y que se extiende a los vecinos de Sants, Badal y más allá.

El corazón de un barrio

Poco a poco el espacio ha ido creciendo en dimensiones y ha ocupado otras naves del recinto. Paralelamente, han aumentado las iniciativas, entre las cuales hay que destacar el trabajo de los Arquitectes de la Col, un grupo de jóvenes profesionales que se unieron a la lucha vecinal y se encargaron de dar vida a las naves industriales abandonadas.

Además de ser un espacio de expresión y creación múltiple accesible para todos, Can Batlló se ha convertido en un símbolo de cultura y organización horizontal indisociable del barrio de la Bordeta y del distrito de Sants-Montjuïc.