Una plaza con historia

La plaza del Pi es muy conocida por su iglesia y por el pino que hay en el centro. La basílica, de líneas sencillas, tiene en la fachada un enorme rosetón, el más grande de Cataluña. Su campanario alcanza los 54 metros de altura y está decorado con arcadas góticas. El interior de la iglesia es austero, con una nave central flanqueada por capillas laterales, una de las cuales fue propiedad del Gremio de Revendedores de la ciudad, que tenían su edificio en la misma plaza del Pi, justo delante de la iglesia, haciendo esquina con la calle de Petritxol. Se trata de la casa con los esgrafiados más antiguos de la ciudad, del siglo XVII. En la plaza hay otra casa que hay que detenerse a mirar: la de la Congregació de la Puríssima Sang, del siglo XIV. Destaca su puerta renacentista y la hilera de arcos sobre pilares del último piso.

Plaza de bohemios

Los alrededores de la plaza del Pi son frecuentados por artistas bohemios, sobre todo pintores, que suelen exponer sus pinturas en la placita de al lado, la de Sant Josep Oriol. La plaza del Pi es también muy conocida por la feria del Colectivo de Artesanos de la Alimentación, que instalan sus puestos con deliciosos productos el primer y tercer viernes, sábado y domingo de cada mes.